El Efecto Supernanny (III)
(Última parte de El Efecto Supernanny I)
Conclusiones:
Yo pienso que Supernanny aporta muchas cosas buenas, porque aun con sus limitaciones clarifica aspectos que no se tratan nunca por televisión, y que apenas suscitaban conversación fuera de ella. Desde que está el programa, la gente habla con menos complejos de qué piensa de la educación y de cómo lleva a sus hijos adelante. Es una parte de lo que yo llamo “El Efecto Supernanny”.
Pero otra parte de ese efecto es que los padres que salen en el programa suelen quedar como inútiles o “poco iluminados” una semana sí y otra también, y que en el fondo todos los padres temen verse reflejados en ellos. No debemos caer ni en el mesianismo (“los padres en el fondo somos todos unos inútiles, hasta que llega Supernanny para explicarnos cómo hacer bien las cosas”) ni en las comparaciones simplonas y tranquilizadoras (“menos mal que yo no soy tan torpe como ese padre”), porque aunque se vean puntos de conexión no todas las familias son el “caso tipo” del programa, y por tanto no podemos comparar.
Creo (porque veo) que hay muchos padres que lo hacen realmente bien, aun con las dificultades pertinentes, y otros que no lo hacen tan bien, e incluso conozco algunos que lo hacen rematadamente mal, y que no hay Supernanny que los rescate, pobres niños. Supernanny no es la panacea, pero puede ayudar o ilustrar en temas muy concretos a todos.
Lo que sí pienso que es de juzgado de guardia es que una profesión que puede considerarse la más vital de todas, la más importante y la más desempeñada en el mundo, que es
Ser buen padre o madre nunca fue fácil, pero en un mundo tan complejo como el que nos toca vivir muchísimo menos. Parece que hay que nacer sabiendo, o limitarse a aprender de lo que uno recibió, como si lo que recibió fuera necesariamente acertado... ¡Qué pocas escuelas de padres hay, y qué poco se fomentan! Parece que solo están para padres que han sido irresponsables, acudir a ellas supone una especie de vergüenza para muchos. “¿Una escuela para padres? ¿Y qué me van a enseñar esa gente a mí? ¿O van a conocer a mi Luisito mejor que yo?”. Y aunque el orgullo hable en público, la conciencia habla en privado..., y todo padre sensato siente que puede o debe mejorar en algo su misión. Y qué mejor para lo privado que encender la tele, y ver a Supernanny, a ver si aprendo un poquito hoy...