17 octubre 2006

La Pantalla Negra


Expectante en el sofá, la figura del marido, con la mirada infinita, absorto en algún mundo, dirige sus intenciones hacia un moderno y apagado televisor.
Más de pie que sentado, tan solo apoyado en el filo del sofá con las piernas estrechadas, mantiene una especie de diálogo invisible con la pantalla negra.
- "¿Qué haces?", preguntó la antigua mujer que fue, transcurridos ya tantos años de aquellos fulgores bienintencionados.
- "¿No lo ves? Estaba haciendo un zapping y me he detenido en el único canal que merece la pena. He pasado por violentos programas infantiles, absurdos realities, tertulias vergonzantes, noticias adulteradas, solitarios documentales y concursos trasnochados. Y he aquí que me encuentro con un canal apasionante, lleno de colores e intenciones elevadas, en el que puedo hacer y ver lo que yo quiera, confundirme o encontrarme, o dejarme llevar por una programación tan rica y sorprendente que no puedo despegar la mirada ni un instante".
- "¿Ah, sí? Muy bien... Y entonces... ¿Qué haces hablando conmigo?"
Y lentamente, con una mirada terrible y compasiva, el marido contesta:
- "Porque tú, cariño, ya sabes que desde hace mucho tiempo, no eres más que los anuncios".

2 comentarios:

Fran Quintana dijo...

Mi primer post en este nuevo espacio se hereda de otro blog anterior, que tuvo poca fortuna. Espero que La Pantalla Negra siga dando que pensar...

Anónimo dijo...

Mi primera impresión al leer la Pantalla Negra fue muy confusa pero,
cuando comprendí su argumento creo que tienes mucha razón,Fran.Tu creatividad es grande y ojalá que muchas personas pudieran disfrutar de esa pantalla negra como tu sabes hacerlo y que no hubiera publicidad ninguna. Enhorabuena, Fran por tener esa gran imaginación.