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27 octubre 2006

El Efecto Supernanny (III)

(Última parte de El Efecto Supernanny I)

Conclusiones:

Yo pienso que Supernanny aporta muchas cosas buenas, porque aun con sus limitaciones clarifica aspectos que no se tratan nunca por televisión, y que apenas suscitaban conversación fuera de ella. Desde que está el programa, la gente habla con menos complejos de qué piensa de la educación y de cómo lleva a sus hijos adelante. Es una parte de lo que yo llamo “El Efecto Supernanny”.

Pero otra parte de ese efecto es que los padres que salen en el programa suelen quedar como inútiles o “poco iluminados” una semana sí y otra también, y que en el fondo todos los padres temen verse reflejados en ellos. No debemos caer ni en el mesianismo (“los padres en el fondo somos todos unos inútiles, hasta que llega Supernanny para explicarnos cómo hacer bien las cosas”) ni en las comparaciones simplonas y tranquilizadoras (“menos mal que yo no soy tan torpe como ese padre”), porque aunque se vean puntos de conexión no todas las familias son el “caso tipo” del programa, y por tanto no podemos comparar.

Creo (porque veo) que hay muchos padres que lo hacen realmente bien, aun con las dificultades pertinentes, y otros que no lo hacen tan bien, e incluso conozco algunos que lo hacen rematadamente mal, y que no hay Supernanny que los rescate, pobres niños. Supernanny no es la panacea, pero puede ayudar o ilustrar en temas muy concretos a todos.

Lo que sí pienso que es de juzgado de guardia es que una profesión que puede considerarse la más vital de todas, la más importante y la más desempeñada en el mundo, que es la de Padre/Madre, no se enseñe en ninguna parte. A nadie le enseñan a ser padre. La Ley te exige ser padre/madre responsable, buen padre que eduques bien a tus hijos, pero no protege ni colabora activamente en el aprendizaje de dicha función.

Ser buen padre o madre nunca fue fácil, pero en un mundo tan complejo como el que nos toca vivir muchísimo menos. Parece que hay que nacer sabiendo, o limitarse a aprender de lo que uno recibió, como si lo que recibió fuera necesariamente acertado... ¡Qué pocas escuelas de padres hay, y qué poco se fomentan! Parece que solo están para padres que han sido irresponsables, acudir a ellas supone una especie de vergüenza para muchos. “¿Una escuela para padres? ¿Y qué me van a enseñar esa gente a mí? ¿O van a conocer a mi Luisito mejor que yo?”. Y aunque el orgullo hable en público, la conciencia habla en privado..., y todo padre sensato siente que puede o debe mejorar en algo su misión. Y qué mejor para lo privado que encender la tele, y ver a Supernanny, a ver si aprendo un poquito hoy...


26 octubre 2006

El Efecto Supernanny (II)


(Continuación de El Efecto Supernanny I)

Mis críticas:

- Algo a tener siempre en cuenta al ver Supernanny, aunque parezca de cajón, es que es un programa de televisión. Un programa en que es tan importante el contenido como la puesta en escena, incluso ésta si acaso debe prevalecer al contenido. De ahí que en ciertos capítulos se hayan dado por cumplidos ciertos objetivos de conducta de los niños que todos vemos claramente que no se han conseguido.

- Lo importante para el programa es dar la imagen de que Supernanny es infalible, y que el mérito hay que atribuírselo a ella, cuando está demostrado que lo importante en una intervención es que el mérito recaiga en los participantes, y no en el interviniente.

- “Supernanny” no es una intervención, digamos, completamente “seria”, aunque ella sí lo sea. No es lógico que durante todas las fases (observación, intervención...) la casa esté llena de extraños con cámaras y aparatos. ¿Cómo podemos pensar que todo eso no influye en los comportamientos de todos? Al igual que en Gran Hermano, todos están mediatizados en mayor o menor medida por la cámara. Y los niños los primeros.

- Otro aspecto que me parece muy discutible es que Supernanny siempre impone las normas. Aunque sean las mejores normas del mundo, nadie acepta por la cara la imposición de normas en casa propia si no es porque lo mande el guión de un programa. Y aunque se acepten en primer término, no suelen perdurar. En la intevención con grupos lo difícil (pero necesario) es conseguir que el grupo sea capaz de autoregularse con normas eficaces que elaboren ellos mismos, porque así se las creerán de verdad, se harán responsables de velar por su cumplimiento, y serán capaces de generar nuevas normas ante situaciones que son por naturaleza cambiantes. Se pueden proponer ideas, pero nunca imponerlas. Se puede dar luz al mapa, pero no hacerle el camino a otro. Sólo en casos extremos podría estar justificada la imposición, pero no se han visto en ninguno de los programas, no ha habido padres tan inútiles a priori. La imposición de actuaciones lleva a la dependencia de la persona que ha intervenido. ¿Por qué lo hacen así entonces? Yo creo que porque no da tiempo a consensuar normas. De nuevo la primacía del programa televisivo sobre la intervención seria.

- El guión del programa, como parodiaba en la entrada de la primera parte de este artículo, es totalmente repetitivo. ¿Motivo? Para que la Supernanny sea omnipotente (imagen machacada una y otra vez por el programa: “nada escapa a Supernanny”, etc.) hay que reducir al máximo el universo en el que se mueve, y aunque las familias sean diferentes la realidad es que los casos no varían tanto. Para que nada escape a Supernanny es preciso que tenga poco que coger, haciendo una estricta selección de casos, en la que hay unas características rígidas:

- Siempre se tratan problemas domésticos, parece que la única fuente de problemas de conducta es la casa. Hay niños que presentan muchos más problemas fuera que dentro de ella.

- Los problemas se centran exclusivamente en la instauración de normas y en su cumplimiento. Hay muchos aspectos (socialización, relación entre iguales, desarrollo evolutivo, intelectual, emocional y un largo etc.) importantísimos y a tener en cuenta en la educación de los hijos que el programa prácticamente ignora.

- Ni qué decir tiene que problemas de índole clínica (ansiedad infantil, somatizaciones, fobias, trastornos mentales...) que muchos padres conocen y padecen, no están permitidos por propio reglamento del programa.

Por tanto, esta Supernanny no sabemos si lo resuelve todo, porque no se ve que lo trate todo. Solo se atreve con una estricta selección de casos. La psicología y la intervención socioeducativa real es mucho más compleja que lo que permite este programa televisivo.

- Una última crítica: El enfoque utilizado es exclusivamente el cognitivo-conductual. Este enfoque se centra en el análisis y modificación de conductas, como estamos hartos de ver en el programa. Pero las causas, origen, raíz... de dichas conductas no parecen investigarse, y en todo caso sería necesario hacerlo; en psicología no todo es simplemente cuestión de malas pautas educativas de los padres. Dicho de otro modo: la mayoría de las fiebres son por catarro, y el catarro se cura solo y el médico te ayuda a paliar los síntomas, pero también hay fiebres que tienen un origen menos inocente... Paliar esas fiebres sin investigar sus causas reales no es nada bueno, eso lo sabemos todos, ¿verdad?

En la tercera y última entrega, mis conclusiones.

25 octubre 2006

El Efecto Supernanny (I)


Aparece en tu casa con su aburrido traje oscuro (un premio Emmy al estilista le tenían que dar...), observa como tu niño se comporta como un bellaco retorcido, te hace una entrevista inicial en la que pone a parir tus métodos tradicionales y erróneos, se pasa dos o tres diítas im-poniendo normas en la casa, se va, vuelve para ponerte a parir otra vez, insiste en sus métodos de nuevo, y... ¡voila! Se va definitivamente, consiguiendo que tu niño al que empezabas a llamar “Damian” de repente vuelve a ser “Luisito”...

¿De dónde ha salido esta “Superheroína” que parece conseguir siempre lo que se propone, y a la que no se resiste ningún “pequeño Barrabás”? ¿De dónde obtiene sus poderes? ¿Cómo puede ser tan infalible su método? ¿Tan malos son los niños de España? ¿Tan torpes son todos los padres? ¿Tan buena es ella?

Como imaginarán, mi respuesta a las tres últimas preguntas es “NO”. Pero empecemos por los cumplidos, que siempre queda uno mejor y es lo que manda la diplomacia cuando vas a criticar a alguien o algo:

- Hay que agradecerle mucho a Cuatro que haya importado este formato que ya triunfaba en otros países, por dos motivos principales. Uno, que la idea del programa es atractiva, original, se trata de un buen programa televisivo, que claramente moviliza audiencias. Dos, que hace falta que en la televisión, tan cargada de contenidos archi-repetidos, vayan apareciendo temas diferentes como éste, la Educación, tan importante y vital en nuestra vida y tan despechada por los medios en general. Y más aún, la educación no formal, la que realiza la familia en primer orden. Aunque mucho me temo que el motivo real de la cadena fuera el que he dicho antes, porque ya triunfaba en otros países.

- La Supernanny (vaya nombre más feo para la función que realiza, pero es el que traía el formato) es una profesional, de eso no cabe la menor duda. Actúa con la seguridad que da la experiencia, y en todo momento transmite que sabe lo que se hace. Esa transmisión de competencia es a veces casi tan importante como la propia competencia en sí en el oficio de intervenir con padres-hijos.

- La intervención en las pautas educativas aplicadas por los padres, que se basan a su vez en saber interactuar eficazmente con sus hijos, es muy necesaria en la mayoría de familias. Se ve a lo largo de los programas cómo muchísimos dolores de cabeza, de oídos, o de todo el cuerpo entero pueden tener una sencilla solución si se sabe distinguir cuando hay que ser firme y de qué manera.

Y claro, todo esto llama muchísimo la atención en la audiencia, porque le hablan de problemas que tiene a diario cualquier padre, y en la televisión nunca se ha visto eso. Quizás anteriormente se han reflejado los problemas padres-hijos (como en los realities tipo “Diario de Patricia”), las consecuencias de los problemas (en los sucesos de los telediarios o en programas de denuncia tipo Mercedes Milá) pero nunca las soluciones, y Supernanny parece tenerlas todas.

Ahora vienen las críticas, pero será en la próxima entrega.

17 octubre 2006

La Pantalla Negra


Expectante en el sofá, la figura del marido, con la mirada infinita, absorto en algún mundo, dirige sus intenciones hacia un moderno y apagado televisor.
Más de pie que sentado, tan solo apoyado en el filo del sofá con las piernas estrechadas, mantiene una especie de diálogo invisible con la pantalla negra.
- "¿Qué haces?", preguntó la antigua mujer que fue, transcurridos ya tantos años de aquellos fulgores bienintencionados.
- "¿No lo ves? Estaba haciendo un zapping y me he detenido en el único canal que merece la pena. He pasado por violentos programas infantiles, absurdos realities, tertulias vergonzantes, noticias adulteradas, solitarios documentales y concursos trasnochados. Y he aquí que me encuentro con un canal apasionante, lleno de colores e intenciones elevadas, en el que puedo hacer y ver lo que yo quiera, confundirme o encontrarme, o dejarme llevar por una programación tan rica y sorprendente que no puedo despegar la mirada ni un instante".
- "¿Ah, sí? Muy bien... Y entonces... ¿Qué haces hablando conmigo?"
Y lentamente, con una mirada terrible y compasiva, el marido contesta:
- "Porque tú, cariño, ya sabes que desde hace mucho tiempo, no eres más que los anuncios".